Las dos caras de la fe.

Esta semana en nuestro culto de oración de los miércoles terminamos de estudiar el capitulo 11 de Hebreos, después de una exquisita jornada estudiando a cada uno de los héroes de la fe, finalmente llegamos a la conclusión de este precioso capitulo. Aprendimos que la fe es obediencia y el autor de Hebreos cierra con broche de oro recordándonos esta tremenda verdad.

Del versículo 33 al 35 nos dice que por la fe muchos hombres y  mujeres lograron proezas, conquistaron reinos, vieron a sus hijos resucitados y conquistaron las promesas que Dios les había dado, esta es la clase de fe que a todos nos gusta, una fe recompensada en esta vida, nos encanta cuando alguien nos invita a tener fe con la esperanza de que nuestros problemas económicos, de salud o familiares pronto serán resueltos, pero en el resto del capitulo, es decir, del versículo 36 al 40 el autor de Hebreos nos muestra la otra cara de la fe, es decir, aquellos que creyeron y obedecieron a Dios pero no vieron la promesa cumplida en esta vida, muchos de ellos murieron en manos de gente perversa, Dios no los libro del sufrimiento, esta es la clase de fe a la que nadie le gusta, sin embargo la fe, como ya dijimos antes, es obedecer a Dios, sea que veamos resultados o no, sea que seamos sanados o no, sea que Dios nos ayude a resolver nuestros problemas o no, es esa clase de fe que los amigos de Daniel demostraron al estar a punto de ser arrojados al horno de fuego:

Dan 3:15-18 Ahora, pues, ¿estáis dispuestos para que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adorareis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo; ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos? Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.

Los amigos de Daniel estaban dispuestos a obedecer a Dios a cualquier costo, estaban seguros de que Dios podía librarlos, pero lo mas tremendo es, que estaban dispuestos a honrar y a obedecer a Dios aunque no los librara de la muerte !esto es verdadera fe! No una fe que se basa en la conveniencia, “si Dios me responde entonces si creo en Él”.

El autor de hebreos nos dice que Dios siempre cumplirá su palabra, sea que veamos el cumplimiento en esta tierra o no, los que reciben su milagro y su respuesta en esta tierra tienen un gran gozo, pero aquellos que mueren esperando esa promesa y ese milagro les espera un gozo mas tremendo en el reino de los cielos, !tengamos fe! Obedezcamos incondicionalmente a Dios.