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Cómo tener una familia sana en tiempos de cuarentena.

  • Foto del escritor: Gerry Acuña
    Gerry Acuña
  • 24 may 2020
  • 5 Min. de lectura

1 Pedro 3.

Introducción: El apóstol Pedro comienza de lo general a lo particular, va desde un grupo de creyentes ante la sociedad hasta el centro mismo de la sociedad, la familia, ¡toda estructura social se encuentra basada en la familia!, no podemos pensar en una sociedad sana sin familias sanas, no podemos pensar en transformar el mundo si primero no comenzamos a trabajar en nuestra familia y especialmente en nuestros matrimonios.

Por ello es que el Señor nos ha encerrado en nuestras casas con nuestras familias, orábamos para que el Señor nos lleve al lugar con más necesidad y nos encerró en nuestras casas, es triste pensar que muchas personas han quedado confinadas con verdaderos desconocidos a pesar de pertenecer a la misma familia. En su primera carta, el apóstol Pedro nos intruye para tener familias sanas, no perfectas, pero si familias saludables que impacten a nuestro mundo en estos tiempos de dificultad.

I. Esposas que respetan (v.1– 6).

A las damitas no les cuesta trabajo amar, por eso a ellas el apóstol Pedro y el apóstol Pablo no les mandan a amar, les mandan a respetar a sus esposos, para poder tener un matrimonio sano la esposa debe respetar al marido y no solo por el deber de hacerlo si no que les pide tener un espíritu tierno y sereno.

Ya sé que para este punto las esposas deben estar pensando “hay pastor, si usted conociera a mi marido entonces no me diría eso”. La realidad de las cosas es que nuestra naturaleza pecaminosa nos estorba para llevar a cabo el plan perfecto de Dios, seguramente en el siguiente punto los maridos van a protestar de la misma forma, pero debemos de estar consientes de que la palabra de Dios ha sido escrita para corregirnos y guiarnos en nuestro camino, tenemos al Espíritu Santo que nos ayudara a cumplir este propósito, es solo a través de una relación personal con Cristo que el espíritu Santo podrá desarrollar este carácter en ti querida hermana.

Efesios 5:22-24 Para las esposas, eso significa: sométase cada una a su marido como al Señor, porque el marido es la cabeza de su esposa como Cristo es cabeza de la iglesia. Él es el Salvador de su cuerpo, que es la iglesia. Así como la iglesia se somete a Cristo, de igual manera la esposa debe someterse en todo a su marido.

Queridas hermanas, no es malo querer verse bien ante sus esposos, sin embargo el Apóstol Pedro escribe que la belleza interior es lo  más importante, para poder tener familias sanas necesitamos mujeres interesadas en conocer más a Dios, mujeres que les apasione leer y estudiar la palabra de Dios, mujeres que hagan de la oración un estilo de vida, la palabra “someterse” es muy escandalosa hoy en dia, especialmente si hablamos de las mujeres, con todo este asunto de la liberación feminista espero no herir la sensibilidad de nadie, pero la palabra de Dios dice que debemos someternos unos a otros, es decir, la mujer debe someterse a su marido, el sometimiento implica respetar una decisión por el bien de todos aun cuando no estemos de acuerdo con ella, como ya dije antes, este carácter no es posible desarrollarlo sin el poder del Espíritu Santo y este carácter es lo que hace verdaderamente bella a una esposa, sin duda que con ésta clase de belleza tendremos un matrimonio y una familia saludable.

II. Esposos que aman.

Los maridos deben de honrar a sus esposas, Dios le manda a los esposos a amar a sus esposas como Cristo amó a la iglesia, Cristo nos amó aun sin merecerlo, Cristo tomó la iniciativa y se acercó a nosotros, para tener matrimonios y familias saludables los esposos deben de honrar y amar a sus esposas, el amor involucra todo lo que mencionamos anteriormente, no significa que solo la mujer debe orar, leer y estudiar la palabra de Dios, ser cabeza implica que el marido debe ser el primero en hacerlo, todo esto es una demostración de amor hacia tu pareja y hacia tu familia.

Efesios 5: 25-33 Para los maridos, eso significa: ame cada uno a su esposa tal como Cristo amó a la iglesia. Él entregó su vida por ella a fin de hacerla santa y limpia al lavarla mediante la purificación de la palabra de Dios. Lo hizo para presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni ningún otro defecto. Será, en cambio, santa e intachable. De la misma manera, el marido debe amar a su esposa como ama a su propio cuerpo. Pues un hombre que ama a su esposa en realidad demuestra que se ama a sí mismo. Nadie odia su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida tal como Cristo lo hace por la iglesia. Y nosotros somos miembros de su cuerpo. Como dicen las Escrituras: «El hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos se convierten en uno solo» Eso es un gran misterio, pero ilustra la manera en que Cristo y la iglesia son uno. Por eso les repito: cada hombre debe amar a su esposa como se ama a sí mismo, y la esposa debe respetar a su marido.

Como varones tenemos a la familia que nosotros queremos, el varón es responsable ante Dios por su familia, Cristo se presentó a sí mismo a la iglesia sin mancha, Cristo se entregó por la iglesia, como esposos debemos estar dispuestos a entregarnos completamente a nuestra esposa y nuestros hijos para presentarlos a nosotros mismos y al señor como una familia digna, la labor más importante del marido no se encuentra en el trabajo, si no en la formación de su familia. Regularmente los varones estamos más interesados en la provisión económica de nuestra familia, nos enfocamos en que a nuestra familia no le falte “nada” económicamente hablando que no nos damos cuenta que les falta todo, nuestra familia tiene necesidades emocionales y espirituales que como varones debemos buscar suplir. 

III. Hijos que obedecen.

A todos los demás cristianos, a todos los hijos, nos resta obedecer, una vez más Pedro repite lo que dijo en el capitulo anterior, no es cuestión de sí nuestras autoridades (nuestros padres) merecen o no que se les respete o se les honre, es un deber de todo hijo de Dios, en una familia sana los hijos obedecen y honran a sus padres.

Efesios 1:1-4 Hijos, obedezcan a sus padres porque ustedes pertenecen al Señor, pues esto es lo correcto. «Honra a tu padre y a tu madre». Ese es el primer mandamiento que contiene una promesa: si honras a tu padre y a tu madre, «te irá bien y tendrás una larga vida en la tierra» Padres, no hagan enojar a sus hijos con la forma en que los tratan. Más bien, críenlos con la disciplina e instrucción que proviene del Señor.

Hijos ¡este es el secreto del éxito! ¿quieres que te vaya bien, honra y obedece a tus padres, Pablo le pide a los padres que no hagan enojar a los hijos con la forma en que los tratan, es decir, los padres deben tratar siempre con profundo respeto a sus hijos, de esta forma ellos estarán más dispuestos a recibir la instrucción y la disciplina, papis, recuerden que sus hijos no necesitan un amigo mas, muchos padres están tan interesados en ser amigo de sus hijos que olvidan que sus hijos necesitan padres que los instruyan y les apliquen disciplina.

Todos somos hijos de alguien, si aun tienes la fortuna de tener a tus padres vivos, hónralos, ámalos y sobre todo disfrútalos.

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