Cómo tener una familia sana 2
- Gerry Acuña
- 30 may 2020
- 4 Min. de lectura
Efesios 6:11-13
La armadura de Dios es uno de los temas más conocidos en nuestro ámbito cristiano, lo enseñamos a los niños e incluso se usa para desarrollar doctrinas de guerra espiritual, pero a mí en lo personal me llama la atención el contexto de este texto, Pablo está hablando de las relaciones personales, comienza con la relación matrimonial, sigue con la relación de padres a hijos y finalmente termina con las relaciones laborales (esclavo-amo). Por ello pienso que la armadura de Dios es una figura que Pablo usa para reafirmar este tema y nos ayudan a comprender mejor como lidiar con esta batalla, porque, debemos ser realistas, toda relación es una lucha y en medio de esta lucha Dios nos ha dado armas que podemos usar para poder tener familias y relaciones saludables.
I. Enfocate en el verdadero enemigo (v. 11 y 12).
Nuestra lucha no es contra las personas, nuestra lucha es espiritual, es importante entender este principio bíblico porque así vamos a enfocar todos nuestros recursos y nuestras fuerzas en una batalla efectiva, luchamos contra toda hueste de maldad que quiere destruir nuestra familia y nuestro matrimonio, luchamos contra toda influencia gubernamental y social que trata de destruir el núcleo de nuestra sociedad, es una lucha que se genera a través de la oración por nuestra pareja, por nuestros hijos y por nuestra sociedad.
Que nuestra lucha sea espiritual no significa que debamos evadir nuestra responsabilidad, sabemos muy bien qué asuntos personales son los que afectan nuestra familia y nuestro matrimonio, cuando descubrimos esto debemos de luchar espiritualmente por cambiarlo, como cristianos no podemos usar la palabra “así soy yo” como una excusa para no cambiar, hay que orar pidiéndole a Dios que a través de su Espíritu Santo nos transforme y cambie todo lo que está dañando a nuestra familia, no es solo echarle la culpa al diablo, es decir, intercedemos por nuestra familia y nuestra pareja pero también luchamos personalmente por cambiar nuestro carácter y nuestras ideas.
Romanos 12:2 No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.
II. El cinturón de la verdad (v. 13).
Para poder tener familias y relaciones sanas es necesaria la verdad, Pablo utiliza la figura del cinturón porque es el que une la parte de arriba y la parte baja de la armadura del soldado, sin el cinturón la armadura se separa y el soldado queda expuesto para cualquier ataque del enemigo. La verdad tiene que ver con la integridad, no podemos ser personas de doble ánimo, las mismas personas que somos en público debemos de ser en lo privado, debemos ser honestos con nuestra pareja y con nuestra familia.
Comúnmente usamos mascaras para no sentirnos vulnerables, todos sabemos cuando una persona no es lo que parece y nuestra familia y nuestra pareja lo nota también. Para mantenernos firmes en ésta batalla Pablo nos anima a ser auténticos, a hablar con la verdad, a ser íntegros, ¿en donde más podríamos ser nosotros mismos si no es en nuestros hogares? Es tiempo de abrir nuestro corazón a nuestra pareja, deja de aparentar lo que no eres, se una persona transparente para tu pareja, tus hijos y tus padres.
III. La coraza de la justicia de Dios.
La coraza es la parte de arriba de la armadura, cubre por completo el dorso del soldado, es la máxima protección del soldado porque cubre los órganos vitales, esta parte de la armadura es el símbolo de la protección que Dios nos da, él nos ha perdonado y nos ha justificado (nos ha hecho justos aunque no lo éramos) por medio de la sangre preciosa de nuestro Señor Jesucristo. En el punto anterior parece que nos hacemos vulnerables, pero no es así, no debemos tener miedo a ser honestos con nuestra familia porque el perdón de Dios cubre multitud de faltas y nos da una nueva oportunidad, no debes tener miedo a ser honesto, la justicia de Dios te protege, reconocer nuestro errores y nuestras faltas no nos hacen débiles, nos hacen fuertes porque reconocemos que necesitamos a Dios para poder cambiar y que si somos lo que somos es porque él nos ha perdonado y nos ha limpiado de toda maldad.
1 Corintios 15:10 Sin embargo, lo que ahora soy, todo se debe a que Dios derramó su favor especial sobre mí, y no sin resultados. Pues he trabajado mucho más que cualquiera de los otros apóstoles; pero no fui yo sino Dios quien obraba a través de mí por su gracia.
La justicia de Dios también nos ayuda a perdonar, ahora que nos hemos sincerado con nuestra pareja y nuestros hijos es necesario ahora comprenderlos a ellos, debemos entender que si Dios nos ha perdonado a nosotros con todas nuestras faltas, también nosotros debemos de estar dispuestos a perdonar a los que nos ofenden, comenzando por nuestra pareja, por nuestros hijos, nuestra familia extendida y hasta llegar a nuestros vecinos y amigos de trabajo. El perdón nos permite vivir, al igual que la coraza protege nuestros órganos espirituales más importantes, quizás te sientas herido en tu corazón por algo que tu pareja, tus hijos o tus padres te han hecho, pero es tiempo de sacar esa flecha de tu corazón, de sanar tus heridas y de no permitir que nadie más te pueda herir de la misma forma, cúbrete con el perdón, nadie podrá herirte jamás si tu no se lo permites, perdona, vístete de la coraza de justicia de Dios.
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