I Samuel 25:1-12
- Gerry Acuña
- 28 abr 2017
- 4 Min. de lectura
Comenzamos este relato con la historia de la muerte de un gran hombre de Dios, Dios nos recuerda que indudablemente nuestra vida sobre esta tierra llegará a su fin, por más espirituales que seamos todos vamos a morir físicamente, en este versículo no se nos dice la cantidad de dinero que Samuel dejó, no se nos dice la cantidad de casas, terrenos o de animales que tenía, se nos relata la conmoción de toda una nación, murió un gran hombre de Dios, uno de aquellos que duele mucho que mueran, la nación entera de Israel lloró por el vacío que dejaba aquel gran hombre de Dios.
Parece que la historia de la muerte de Samuel contrasta con el comienzo de la historia de Nabal, por el contrario, de Nabal se nos narra su riqueza tanto material como familiar, tenía muchas posesiones e incluso tenía el privilegio de estar casado con una mujer como Abigail, una mujer que aparte de ser hermosa era una mujer sabia. Nabal hacia honor a su nombre pues significa insensato, era un hombre duro y de malas acciones, incluso era del linaje de Caleb !tenía un carácter de perros! Y Abigail también hacia honor a su nombre pues significa “el gozo de mi Padre”. Aquí me gustaría hacer una recomendación a los jóvenes; quizá Abigail no tuvo el privilegio de escoger a su marido, en aquellos tiempos las mujeres no tenían voz ni voto, sus padres las casaban con la persona a la que le correspondía por derecho o porque pensaban que les beneficiaria la unión, sea cual sea el caso de Abigail pienso que ella no eligió estar con Nabal; mi consejo es el siguiente: en la actualidad tenemos el privilegio de escoger a la persona con la que queremos compartir el resto de nuestras vidas, te animo a escoger bien, si eres varón escoge una mujer hermosa y sabia que conozca al Señor y si eres mujer escoge un varón sabio que conozca al Señor, no te dejes engañar por la riqueza o la belleza.
Después de un tiempo llegó el momento de cosechar el fruto del trabajo, en aquellos tiempos cuando se esquilaba se tenía la costumbre de hacer grandes banquetes para los trabajadores en agradecimiento a su arduo trabajo, en este contexto es que David se ve obligado a mendigar el alimento, así es, el ex general, el que comía con el rey, el ungido de Dios llegó al extremo de mendigar el pan, la vida da muchas vueltas y de este relato aprendemos que es sabio ayudar a otros cuando nos va bien, de tal forma que podamos contar con ellos en los momentos de más necesidad, como diría nuestro Señor Jesucristo en Lucas 16:9 “hagamos amigos por medio de las ganancias deshonestas” es decir: hagamos amigos ayudándoles cuando lo necesiten, aunque nosotros mismos salgamos perdiendo.
El problema aquí viene con el egoísmo de Nabal, David envía a diez muchachos, no envía hombre de guerra porque no busca obligar a Nabal a darle su ayuda como si fuera un pago o por que fuera su obligación, David se acerca a Nabal como un buen amigo que había ayudado a Nabal, después de todo sí Nabal estaba teniendo buenas retribuciones de su ganado en parte se debía a la protección que David le daba con sus propios hombres, así David envía a diez muchachos con el mensaje más humilde posible a pedir la ayuda a Nabal, incluso no le envía una lista de lo que necesita, más bien le pide lo que sea su voluntad para darle, creo que David esperaba la generosidad de Nabal y por ello envía veinte manos para cargar lo que esperaba recibir de él.
La respuesta de Nabal es una respuesta egoísta, arrogante e hiriente, primero desconoce a David, ¿quién es ese David? es decir, lo menosprecia, después da a entender que, si está en una mala situación es porque él mismo se lo ha buscado, como diciendo: a mí me va bien porque trabajo y me esfuerzo, a David le va mal porque ha tomado malas decisiones, ¿te parece familiar esta respuesta? ¿Cuantas personas en nuestra sociedad piensan de la misma manera y sobre todo dentro de nuestras iglesias? ¿Cuantas personas hay que piensan que lo que tienen se lo deben a si mismos y al esfuerzo que han hecho para tener todo lo que tienen? La palabra de Dios nos dice que este es un pensamiento arrogante e insensato (estúpido) TODO SE LO DEBEMOS A DIOS, Él es el que nos da fuerza para trabajar y la sabiduría para conducirnos, por su gracia tenemos lo que tenemos y nosotros solo somos administradores de las posesiones que Dios nos ha dado, no somos jueces para determinar el porqué nuestros hermanos están o no en situaciones difíciles, en muchos casos será por causa de sus propias decisiones, en otras simplemente es porque Dios quiere enseñarle algo a las personas que pasan escaeces y a nosotros nos da una oportunidad para dar y ser generosos, para reconocer por medio de nuestra generosidad que lo que tenemos se lo debemos a Dios. Es imposible servir a Dios y a las riquezas, ¿quieres saber a quién amas más?, solo responde esta pregunta ¿cuándo fue la última vez que diezmaste u ofrendaste, cuando fue la última vez que compartiste con alguien las bendiciones que Dios te ha dado?
La próxima semana seguiremos con el relato de Nabal y Abigail, te invito a reflexionar y a pensar en cómo quieres ser recordado cuando ya no estés en este mundo, a los grandes hombre de Dios que se dan en cuerpo y alma como lo hizo Samuel se les recuerda, se les llora y se les extraña porque son muy pocos, a más de cinco mil años de su muerte se sigue recordando la vida de Samuel, pero a los hombres y mujeres egoístas y ensimismados solo se les recuerda por lo mal que actuaron y pronto serán olvidados, de hecho nunca hubiéramos conocido la historia de Nabal a no ser por la actitud de su esposa.
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