¿Qué pasa después de la pasión de Cristo?

La semana pasada fue una semana de profunda reflexión y espiritualidad, hasta los que no van a la iglesia en todo el año por esa semana se abstuvieron de comer carne para poder “estar bien con Dios”, otros asistieron a la representación de la pasión de Cristo y muchos simplemente aprovecharon el puente para descansar o salir en familia, la pregunta que me hago el día de hoy es; ¿Qué paso con toda esa gente que caminaba por las calles con palmas o que caminaba de tras de los actores que representaban a Jesús y a los romanos? ¿Qué sucede con aquellas personas vestidas de blanco en nuestras iglesias (por cierto, los cultos de resurrección son de los más concurridos en la mayoría de nuestras iglesias mexicanas), ¿en dónde queda toda esa espiritualidad y devoción?

La respuesta la podemos encontrar en la palabra de Dios, después que Jesús fue crucificado había gran incertidumbre entre los discípulos de Cristo, algunos pensaban que no había esperanza alguna, incluso los más cercanos a Jesús volvieron a sus trabajos de antes, volvieron a pescar y según Juan 21:3 no pudieron pescar nada,  porque ni para volver a tras fueron buenos, las mujeres se encontraron con el resucitado y testificaron a los apóstoles pero estos pensaban que lo que ellas vieron fueron visiones producto del estrés de ver al maestro morir de manera tan violenta (Lucas 24:22-24), no creyeron, incluso Tomas tuvo que ser confrontado y gracias a él los que no lo vimos pero creímos recibimos una tremenda bendición del maestro (Juan 20:29).

Muchas personas vuelven a ser los mismos que eran antes, muchos son impactados por el sacrificio de Cristo pero no son transformados, ¿Qué es lo que nos transforma en realidad? ¿Qué es lo que nos hace cambiar tan radicalmente como lo hicieron los temerosos apóstoles? ¿Qué fue lo que les dio el denuedo (valentía) necesario para salir de su escondite y predicar delante de todos el evangelio de Cristo? La respuesta es: un encuentro con el resucitado; nuestra sociedad, nuestras iglesias, nuestras vidas no serán transformadas a menos que nos encontremos con aquel que se levantó de los muertos, se trata de ese encuentro transformador que experimentó Pablo, ese encuentro que lo convirtió de ser Saulo el asesino y perseguidor a ser Pablo Apóstol de Jesucristo, es ese encuentro que experimentaron más de 500 personas, ese encuentro con Jesús resucitado que les hizo capaces de dar su vida por aquel que vieron volver de los muertos (I Corintios 15:6) que conquistaron Roma no con violencia sino por el testimonio de morir devorados o quemados alabando a Dios porque para ellos era un privilegio morir por Cristo. A menos que usted y yo tengamos un encuentro con Jesús resucitado, siempre volveremos a ser los mismo de antes, la espiritualidad y la devoción que vivimos será siempre pasajera a menos que tengamos un encuentro personal con Jesucristo resucitado.